jueves, 28 de febrero de 2008

Contigo

Te miro desde otro lado de la vida:
donde los acordes no tienen ninguna melodía,
cada tiempo está presente en ficciones propias,
y las palabras están ya todas dichas.

Cuando la presencia tiene una única existencia,
y no hay más sentidos que el instante en fuga,
la espontaneidad de quienes somos se rima.
El miedo entonces se acerca, ¿qué hacer?

La pesadez de la máscara.

El peso más abrumador de todos es el fingimiento:
vida de actor, de poetas, de errantes y náufragos.

Vida de todos los días de cualquiera: el eterno fingimiento, la infinita deuda nunca pagada que nos obliga a escondernos de todos los demás porque no sabemos, o ya olvidamos quiénes éramos, si es que alguna vez lo fuimos.

Perdimos los pasos, y mi rumbo encontró el tuyo…

Se miraron las pupilas, como intentando descubrir en el otro una señal de confirmación de sí mismos, buscando entre los profundos colores cualquier participación apenas presentida de un algo misterioso que pudiera llevarlos al rincón de los milagros, una sola señal que les abismara entre siglos de separación. Perdida la esperanza del contacto sublime cayeron sus anhelos y fueron las manos, eternas arquitectas sin obra, las que ambos ubicaron…

Primero fueron los temblorosos movimientos presintiendo la cercanía y el extraño calor que emana de otra piel….

Entonces…

Pinté un retrato de tus abstracciones
entre las palabras de un escenario sin más que yo.
Ubiqué los puntos de encuentros azarosos
en las coordenadas de nuestros mitos,
en las historias de las posibilidades que podrían llegar.

Supe en ese instante que el mundo es cuanto queremos,
tan grande como solamente nosotros
o tan pequeño como la tierra y las cosas que le habitan.

Probé a salirme de sus límites, de mis propios…

La luna aullaba una melodía que encantaba mis sentidos de lobo, y el árbol milenario calló sobre la superficie de un cenicero donde estaban mis cigarrillos y mis suspiros de más… de cualquier cosa que pudiera llevarme hasta el cielo donde la noche coronaba con su silencio todas las palabras que no me salían, donde su esfera era algo tan hermoso que yo sin salida me encontraba gravitando alrededor de mis locuras practicadas cotidianamente en las concavidades de un azar llamado vida y donde las estructuras eran todas ajenas a mí y no tenía porqué seguirlas, porqué darles la razón de una oración ni el tributo de un dios porque todo cuanto nos rebase tiene el inconveniente de ser útil para los demás pero nunca para uno mismo y por ello entonces busqué los desiertos y los anonimatos más lúgubres para sentir la libertad de los pasos y de las ideas y no pensarme con la balanzas de los prejuicios ni de las formas en que se categorizan los sentimientos o las presencias demasiado ausentes para ser ciertas entonces las intuiciones de una muerte no arriban a la costa de mis delirios y todo el ancho horizonte es una risa que llega pasiva desde el borde de la realidad y te llama hasta su seno donde quizás puedas dormir o despertar y lo mismo da ya que no importa el tiempo pues es un reloj que se derrite en la carne y el espacio es cuánto ocupe el cuerpo siendo el universo lo bastante infinito como para que las cerradas ecuaciones que constituyen la esencia inventada de un ser puedan encontrar su lugar siempre móvil en las piezas de un mecanismo sin fines ni principios

Azar puro que todo comienza y ante el cual sólo comprendemos cerrar los ojos: el límite de llegada de una cosa cualquiera a un lugar imposible desde no importa dónde porque a la deriva fueron precisamente todos los dioses que existieron en las imaginaciones de suspiros que eran hombres y creyeron ser pero las apariencias toman las formas que escojamos y entonces…

Ahí estabas aún…
no sé cómo, ni cuánto. Yo no sabía, tú tampoco
y el escenario mantenía sus secretos,
las manos estaban abrazadas, como amantes,
sonreíste a mis últimas palabras…

Yo tomé ese gesto, lo guardé para siempre
y cada vez que me ausento entonces te recuerdo,
aunque no lo sepas ni yo te lo haya dicho
eres una razón y quizás la única para mi sonrisa,
el sentido que he inventado para seguir creando,
en breve: eres la luna que aúlla,
eres la melodía que no poseo… eres lo que soy….
Me pides el silencio de lo infinito
pero sólo puede darte el ruido de lo cotidiano.

martes, 26 de febrero de 2008

Broken Saints

Hoy es el concierto de Iron Maiden y para cambiar un tanto de nota subí este poema réplica y ahora les propongo una recomendación: un animado llamado "Santos rotos", una producción canadiense. Es simplemente alucinante. Acá está el trailer.

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El sitio web es: http://brokensaints.com/

Réplica

Quisiera replicar a todos mis poemas de amor
y gritarles que están equivocados,
decirles que la ilusión se llama pasado
y que la felicidad es un estado de borrachera.

Luego quiero corromper sus líneas, sus metáforas,
manchar sus sentimientos y bondades,
desacrar sus buenas intenciones y esperanzas,
borrarles los nombres que cantan,
gritarles fracaso mostrándoles mi vida:
esta cátedra de su futuro arrancado.

Tomaré a cada uno de esos hijos ilegítimos
y les golpearé con el abandono de sus madres,
les escupiré desconociéndoles como padre,
los cobijaré con la más pura y fría ausencia,
serán arrullados con mis sueños desencantados
y dormirán en el rincón más lejano de mi insomnio.

Despertarán en un mundo de ruinas
donde se cae por ley universal,
y ellos no valen más que papel,
un lugar hecho de prosa, de renuncias, de bestialidad
y donde las bellas palabras son falta de tacto.

Ya durante el día los abriré como a cadáveres,
me asomaré a sus lindos corazones y reiré sarcástico,
desperdigaré sus vísceras por entre los perros,
de sus pieles me haré una chaqueta nueva
para amarrar los pedazos de mi cuerpo
y de sus tontos ojos haré blasfemias y cuchillos
para así recordar a los santos y los ex-amores.

Finalmente, durante la noche y sus aullidos
enterraré lo que quedase de ellos en la tierra del silencio:
en este cruel poema que les desprecie por sus errores.

lunes, 25 de febrero de 2008

Lo único que quiero es ser feliz
y si me dicen que eso no existe
¿qué puedo entonces querer?

Amor de poeta

Hoy es uno de esos extraños días en que uno llega a dudar incluso del suelo que uno pisa, pues más parece encontrarse en un estado gaseoso o líquido, antes que sólido. No he podido tener una sola idea lúcida desde la tarde y cuanto puedo pensar es en este efecto de los ex-amores, hay algunas que nunca terminarán de irse... Por ello quiero compartir este poema, uno de los más viejos, cursi, pero es una de esas cosas que tampoco ha terminado de irse.
enrolando.
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El poeta sólo ama a una
y a la vez a ninguna.

Sus amores son de papel
y lo besan en sueños,
los versos son los dueños
de su corazón. Siempre él

está sólo y amando
a la imprecisa nada,
limando a su amada.
En esta labor gastando

su ligera, mortal vida,
entre vacua poesía
y eterna melancolía.
Tiene su alma perdida

entre oscuros colores,
que sus delirantes ojos
ven como los labios rojos
de sus ficticios amores.

Loco, no eres sólo uno,
sino todos los humanos
que esbozan con las manos,
sueños, que son de ninguno.

299

Para cambiar: algo audiovisual y no ya tantas aburridas palabras...
Esto es una parodia de la película 300, son 4 cortos bastante graciosos (o no tengo sentido del humor), pero juzguen por ustedes mismos.
enrolando.
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Primera parte.

Segunda parte:

Tercera parte:

Cuarta parte:

La educación

Me guindan de un exorcismo
me hacen añicos las tímidas retóricas
logran torturar mi infantil juego: el olvido
y los trenes de mis proyectos se descarrilan.

Soplan mis esperanzas hacia el abismo
retratan deformadas las hermosas ilusiones
me enseñan lo que es el horror en los ojos
los gritos en el vientre, la sacudida de las neuronas
el ahogo en la última hora, la nada que es el sentir
me dan el silabario
desde el Asco hasta la Zorra de la madre.

Me proyectan las exageraciones de las palabras
el truco que se hace con los puños cerrados
me asfixian de silencio para comprar su oxígeno
emborrachan de sobriedades mi aritmética
cortan de un tajo mi voluntad y dicen que es útil
me purgan la fuerza, las ideas y cualquier locura
rompen mi espina vertical y me dan unas muletas
su veredicto: tengo miedo a las alturas
vomitan las tablas de multiplicar
miles de fórmulas para el éxito
surtido de pastillas para el amor y su remedio
me dicen que es alimento, el pan de los pueden tenerlo.

Me enseñan las palabras y sentimientos sobreesdrújulos
sin que pueda encontrarles en mis diálogos cotidianos
me ordenan el cansancio y desarman mis sueños
juegan a la ruleta rusa con mis miedos
hacen aviones de papel de mis tareas, de mis horas
y les mandan a la guerra sin tiquete de regreso
me aniquilan las manías que me hacían particular
me uniforman de simpleza, de vacío, de azul
hacen de mi autoestima un campo de espinillas
luego me desnudan y me observan metódicamente
su juicio: aprobado. Y me riegan sus recomendaciones
me inunda la ira, esa violencia sincera
me asaltan con la camisa de fuerza de las justificaciones
con sus biblias olorosas a culo y fariseísmo
con sus frases prefabricadas en casos de emergencia
y en el acorde final de su necia estupidez
cortan mi lengua y se lamentan de mi autismo.

Me dejan solo, con un lápiz y un papel para hablar
confían en sus métodos y mis debilidades
me desean buen viaje mientras cruzan los dedos
y se alejan riendo por el pasillo de mis recuerdos.

Me rodeo de la noche, la ira, libros que no entiendo
escogiendo todos los caminos que sé equivocados
y con todos los maestros, jueces, verdugos y mierda
acumulados en mis vastos territorios de niebla
logro rebelarme y luchar con la inconformidad del poema.

domingo, 24 de febrero de 2008

Extracto de Adan Buenosayres de Leopoldo Marechal

Hoy transcribí un pequeño trozo del libro de Leopoldo Marechal: Adán Buenosayres, 1948, pertenece al séptimo capítulo (Viaje a la oscura ciudad de Cacodelphia). Espero que agrade a quienes tengan la paciencia de leerlo. Nos vemos.
enrolando.
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"- ¿Cree usted – le había preguntado el señor Midas – que las iniquidades y despojos cometidos por la llamada clase burguesa, o tercer estado, aconsejarían su amputación del cuerpo social?
- No, señor – había respondido Schultze-. Porque, al llamarla “tercer estado”, ya decimos que figura entre otros y en tercer lugar. Ahora bien, toda clase o estado es órgano de una función social distinta pero igualmente necesaria: y si elimináramos una clase nos quedaríamos sin una función.
- Diga usted cuál es la función del tercer estado.
- La de producir la riqueza material – dijo Schultze-. Y reconozcamos ahora que los feos burgueses han nacido con esa vocación: ellos descubren manantiales de abundancia donde la mayoría de los hombres no veríamos ni una hierba.
- Eso es más bien un elogio – repuso el seños Midas-. Entonces, ¿qué debemos reprocharles?
- No quiero insultar su inteligencia – le contestó Schultze – recordándole que un órgano corporal, verbigracia el estómago, al cumplir su función lo hace en beneficio del cuerpo total, de cuya salud y conservación dependen las suyas propias.
- ¡Esa comparación ya se cae de vieja! – rezongó Midas con bastante desdén.
- Es vieja, pero no se cae – le retrucó Schultze-. Porque si la burguesía es el órgano nato de la función económica, debiera cumplirla en beneficio de todo el cuerpo social.
- ¿Qué ley se lo exige?
- Muchas – dijo Schultze-. ¿Admitiría usted que los burgueses son hombres?
- ¡Hum! – gruñó el de la corona, sin comprometerse.
- Si son hombres – argumentó Schultze -, están sujetos a la gran Ley de la Caridad o Inteligencia Amorosa; y deberían cumplirla voluntariamente, haciendo que la riqueza, fruto de su vocación, llegase a todos los hombres que no la tenemos.
- Pero no la cumplen – dijo el señor Midas -. Luego, no son hombres.
- Admitamos que sean brutos – insistió el astrólogo -. Si lo fueran, obedecerían al instinto de la propia conservación, haciendo que los bienes materiales llegaran a todo el cuerpo social y lo fortalecieran. Porque la conservación de un órgano está supeditada, como dije antes, a la conservación del organismo total.
- ¡Y dale con el órgano! – volvió a refunfuñar el señor Midas -. Los burgueses tampoco siguen el instinto de la propia conservación. Luego, ni siquiera son brutos. ¿Qué son entonces?
- ¡Esa es la madre del borrego! – suspiró Schultze -.Cada estado social o clase tiene una virtud y un vicio en oposición: si su virtud puede más que su vicio, la clase obrará conforme a la justicia; de lo contrario, su vicio no tardará en llevarla por el declive de la iniquidad. En el tercer estado, a la virtud de producir la riqueza se opone una inclinación fatal hacia el egoísmo y la usura. Por eso Brahma (¡loado sea mil veces!), entendiendo que el burgués, librado a sí mismo, no acataría ley alguna, lo ubicó en el tercer estado de la jerarquía, para que los dos estados superiores lo gobernasen con mano enérgica.
- ¡Un cuerno! – dijo aquí el señor Midas -. ¡Arroje una mirada sobre la ciudad presente, y dígame si la clase burguesa ocupa el tercer lugar!
- ¿Qué? – le preguntó Schultze -. ¿Encuentra usted que se ha ubicado en otro?
- En el primero, exactamente.
- ¡Ahí lo quería! – exclamó entonces el astrólogo -. Si el tercer estado es hoy el primero, quiere decir que, a través de la Historia, se ha cometido una doble usurpación.
Schultze me contaba después que sólo en este punto el hombre de la corona lo había mirado con algún respeto.
- Bien – le dijo el señor Midas -.Refiérame con gracia, concisión y brevedad la historia de ambas usurpaciones.
- Sabido es – expuso el astrólogo – que Brahma (¡loado sea mil veces!) distribuyó a los hombres en cuatro clases, estados o jerarquías: la primera es la del metafísico Bracmán, que por conocer las verdades eternas ejerce la función sutilísima de conducir a todos los hombres ya en la vía terrestre ya en la celeste; la segunda es la del aguerrido Chatriya, cuya vocación es la del gobierno terrestre y la defensa militar; la tercera es la del adiposo Vaisya, el burgués que tiene la función de crear y distribuir los bienes materiales; y la cuarta es la del traspirado Sudra, que nació de los pies de Brahma (¡loado sea mil veces!). Cuando todas las clases guardan fidelidad a su vocación y se mantienen en su jerarquía, el orden humano reina, y la justicia tiene la forma de un toro bien asentado sobre sus cuatro patas.
- ¡Epa, señor! – le dijo Midas -. ¡No me salga con ese balazo metafórico!
- Pero, ¡ay! – continuó Schultze -. Errare humanum est. Et nunc, reges, intelligite: erudimini qui judicatis terram.
- ¡Señor, señor! – volvió a reprenderlo Midas -. ¡Exponga con llaneza! ¿O ha olvidado que se dirige al gran público?
- Decía – sentenció Schultze – que no hay bien que dure mil años. En lo mejor se da vuelta la taba, y, tras de suerte, culo; porque nunca falta un buey corneta, y el mundo es una bola que rodando y rodando… Bien, imaginemos a las cuatro clases jerarquizadas y en paz: ¡Oh, armonía fructuosa!, ¡oh, equilibrado Júbilo! Pero, ¿qué ocurre de pronto? ¡El aguerrido Chatriya lanza la piedra del escándalo!
- ¿Cómo? ¿Por qué?
- La virtud esencial de Chatriya –contestó el astrólogo – es la del gobierno terrestre y la defensa del estado; su vicio correspondiente es la sensualidad del poder, el orgullo de las armas y la sed de conquista. Por eso está subordinado al metafísico Bracmán, que le aconseja prudentemente: “No te metás a loco”, “Ahí se te fue la mano”, “Acordate que hay un Dios arriba y que te pedirá cuentas de las burradas que hacés aquí abajo”. Pero llega una hora en que Chatriya no puede más con el genio: harto de oír las rezongas del viejito, decide tenderle la cama; y se la tiende, no más, insubordinándose contra el viejo y escamoteándole la primera jerarquía. Para eso ha contado con la ayuda de Vaisya, el burgués, que también lo tenía entre ojos al Bracmán, porque el viejo lo cargoseaba no sé con qué aburrido sermón sobre la avaricia.
- Exacto en el fondo – aprobó el señor Midas -, aunque vulgar en la forma.
- No se olvide que me dirijo al gran público – le recordó Schultze venenosamente.
- Sea. Ya tenemos a Chatriya en el primer plano. ¿Qué sucede luego?
- ¡Ay! – respondió Schultze -. Ya sin freno y librado a sus malas inclinaciones, Chatriya no tarda en mostrar la hilacha: empezó en héroe de la noble y amorosa caballería, y acaba en conquistador injusto; era un rey ecuánime, y termina por hacerse déspota; su austeridad antigua cede paso al orgullo del mandón, y su desnudez heroica se viste al fin con el pesado y rico sobretodo de las gloriolas terrenales. ¡Claro está que todo ese lujo le cuesta un platal! ¿Y a quién puede acudir Chatriya, en busca de dinero, a quién sino al acaudalado Vaisya? Pero Vaisya, el burgués, profesa un tierno amor a sus doblones: con el llanto en los ojos ve la hemorragia creciente de sus bolsas. Y llorando se dice: “¡Para esto lo ayudé a ese generalote!” Andando el tiempo, Vaisya deja de llorar y reflexiona: “Si el Chatriya, con mi ayuda, se lo fumó al Bracmán, ¿no podría yo fumarme al Chatriya, con una manita que me diera el Sudra?” La idea es tentadora, y cuanto más vueltas le da Vaisya más le va gustando. Al fin entra en conversaciones con el traspirado Sudra, le promete el oro y el moro; y al verlo convencido espera una ocasión favorable. Entretanto, aparcero, ¡viera usted en lo que ha venido a parar Chatriya! Harto de batallas y honores, vive ahora en su palacio: se ha vuelto trasnochador, parrandero y fifí; el champán y las mujeres le hacen perder los estribos; ya no usa el casco marcial, sino la peluca rizada; las guerras ahora no le dicen ni fu ni fa, y en cambio se muere por los bailongos carnavalescos. ¡En fin, amigazo, una porquería de hombre! Y Vaisya, que no le saca el ojo de encima, en cuanto lo ve débil y afeminado lo chacotea primero, se le encocora después y termina por degollarlo sin más vueltas. Desde entonces Vaisya es dueño de la situación y engorda en la primera jerarquía, quod erat demostrandun.
- No está mal – dijo aquí el señor Midas-.
Y agregó ponzoñosamente:
- Aunque su exposición acuse lecturas recientes de cierto metafísico galo…
Al oír aquellas palabras, el astrólogo enrojeció visiblemente, y no de vergüenza, según afirmaba luego, sino de justa indignación,
- Vea, señor – le dijo tartamudeando -, si utilicé un esquema de otro, ¡y nada más que un esquema!, lo he revestido en cambio de una carnadura bastante original. Por otra parte, ahora viene lo de mi cosecha.
- ¡Hum! – repuso el hombre coronado -. ¿Hay más todavía?
- Falta extraer la médula del asunto – respondió Schultze -. ¿Cree, por ventura, que yo me habría metido con el Vaisya, si ese burguesote se hubiera limitado a quedarse con los cuatro pesos de la comunidad?
- ¿Qué otro delito le reprocha?
- El de haber impuesto universalmente su grosera mística.
- Aclare, señor, aclare – le dijo el de la corona refunfuñando.
- Sólo el viejo Bracmán – aclaró Schultze – posee la mística verdadera, la que deben seguir todos los hombres, cada uno según sus límites. Pero Chatriya, Vaisya y Sudra tienen, además, una mística propia, un culto privado que nace de sus íntimas y diversas inclinaciones. Así, por ejemplo, Chatriya rinde culto a lo heroico en sus dos cifras: el honor y el valor. La mística de Vaisya es un pragmatismo agudo que tiende a glorificar la materia y lo material en su cifra única: el oro. Sudra, por su parte, rinde culto al trabajo manual y a las técnicas de sus oficios. Cuando todas las clases están ordenadas y actúan conforme a la equidad, las tres místicas particulares, respondiendo simbólicamente a la mística universal, son tres actitudes humanas diferentes o tres formas de oración dirigidas al mismo Absoluto. Es entonces cuando Brahma, satisfecho, esboza una sonrisa de noventa grados.
- ¡Asombroso! – bostezó casi el señor Midas.
- Pero – concluye Schultze – no bien una clase inferior usurpa la primera jerarquía, impone su mística particular al mundo, y al universalizarla traduce a ella todos los valores humanos.
- ¿Por ejemplo?
- Cuando reina Bracmán, el acento de la vida cae sobre lo religioso, y la tabla de valores humanos se construye sobre lo espiritual; cuando reina Chatriya, el acento recae sobre lo político, y al hombre se lo mide por su nobleza, honor y valor; ahora que reina Vaisya, el acento recae sobre lo económico , y el hombre es medido por su libreta de cheques. El Bracmán decía: “En el principio es el Ser”; Chatriya dijo luego: “En el principio es la Acción”; y Vaisya dice ahora: “En el principio es la Materia”. Bracmán hizo guerras de cruzada religiosa y Chatriya guerras de imperio; las de Vaisya son actualmente guerras económicas. En cuanto al arte…
- Suficiente – le interrumpió el de la corona -. Si no recuerdo mal, dejamos a Vaisya dueño de la situación. Descríbamelo ahora en tren de imponer su mística.
- Dije ya – obedeció Schultze – que la mística de Vaisya tiende a glorificar el oro. Pero Vaisya no carece de algunas nociones teológicas, y en trance de imponer su mística se dice: “El oro es mi dios, y siendo un dios es necesario que yo lo haga invisible.” Sin más ni más Vaisya encierra su oro en recintos subterráneos y en cámaras blindadas. Pero se dice luego: “Ya que los fieles no verán a mi dios, que al menos vean sus imágenes.” Entonces crea los billetes de banco y los ofrece a la veneración de la feligresía. Con todo, Vaisya no está satisfecho, y dirigiéndose a la respetable Arquitectura le dice: “Tú que has levantado catedrales para el Bracmán y fortalezas para el Chatriya, levántale ahora un templo a mi dios.” La respetable Arquitectura obedece, y construye un Banco monumental sobre la fosa en que Vaisya enterró su oro. Luego Vaisya, el burgués, se declara Sumo Pontífice de su dios, y entre su dios y los files interpone un ejército de sacerdotes con mangas de lustrina. Por último, recordando que el Bracmán tenía una liturgia sagrada y el Chatriya una liturgia caballeresca, Vaisya no quiere ser menos, e inventa un minucioso rito bancario que usted conocerá sin duda.
- ¡No, desgraciadamente! – dijo el examinador -. Y créame que daría la mitad de mi corona por ver a ese animal de Vaisya oficiando su liturgia.
- No le sería fácil verlo – contestó Schultze -. Porque Vaisya, como pontífice, reina en un Vaticano de Cemento donde, con un puro en la boca, se complace en dictar encíclicas financieras a sacerdotisas estenógrafas no menos bellas que huríes del paraíso. El muy bribón, que tanto envidiaba los esplendores del Bracmán y el Chatriya, no se ha quedado corto en materia de boato; pero, en su grosería fundamental, hace un uso profanatorio de las cosas. Por ejemplo: hizo tapizar los sillones de su comedor con las viejas y doradas casullas del Bracmán; envidiando las coronas y escudos nobiliarios del Chatriya, Vaisya los hace grabar ahora en las marcas de fábrica de sus jabones inodoros, casimires y otras chucherías; sobre el escritorio de Vaisya se pueden ver dos raros incunables lujosamente encuadernados, pero si usted los abre descubrirá que sus hojas han sido cortadas para dejar sendos huecos donde Vaisya esconde sus cigarros y su botella de whisky. Con el pergamino de un antifonario medieval, Vaisya hizo construir los abat-jour de su dormitorio; y…
- ¡Basta, basta! – dijo aquí el señor Midas, riendo por vez primera.
Y Schultze contaba luego que sólo a partir de aquel punto el hombre coronado había depuesto su tiesura de examinador. Pero volvió a decir:
- Me parece difícil que Vaisya, el burgués, haya impuesto su mística con sólo deificar su oro, levantarle un templo y dotarlo de una liturgia.
- No se olvide – repuso Schultze – que Vaisya es el productor nato de la riqueza material, y que desde su ascenso al poder es dueño absoluto de hacerla refluir a su antojo. Los cortesanos y aduladores no tardan en multiplicarse a su alrededor; y Vaisya, que ha frenado su lengua durante siglos, la suelta para decirles: “Señores, por mi parte, confieso que nunca digerí la charla metafísica del Bracmán; nos han venido asustando con ese cuco de su dios, pero ya somos hombrecitos, y basta de humo. En cuanto al alma inmortal, el facultativo que me cura el estómago dice que la buscó inútilmente, bisturí en mano. ¿Qué nos queda entonces? Nos queda un solo mundo, una sola existencia y un solo cuerpo que usufructuar. Sentémonos, pues, al banquete de la vida; pero recordad que sólo mi dios paga los cubiertos, y que yo soy el Sumo Pontífice de un dios tan amable. Y en cuanto al Chatriya, no le creáis una palabra: su mística del vivir peligroso es insalubre y va en contra de los principios que acaba de dictarnos la diosa Razón. Pero, si el militarte se obstina, dejémoslo: puede sernos útil el día en que nuestros competidores nos disputen algún mercado.” Así dice Vaisya, el burgués.
- ¡Y me parece oírlo! – exclamó el hombre de la corona.
- Después – concluyó tristemente Schultze – vendrán los filósofos, los políticos y los economistas que darán a las ideas de Vaisya un estilo literario. Y así vendrán los realismos ingenuos, los materialismos históricos, los hedonismos a granel, etc., etc.
- ¿Y cuál será el fin de Vaisya? – preguntó aún el examinador.
- No soy profeta – le respondió el astrólogo -.Pero tiene dos finales posibles. Recuerde que Vaisya, cuando necesitó al Sudra, le prometió el oro y el moro: ahora bien, lejos de cumplir sus promesas, lo ha sometido a un régimen de servidumbre que Sudra no conoció jamás; y no sería raro que Sudra, levantándose contra Vaisya, le tendiese a su vez la famosa cama. También es posible que Chatriya, regenerado en la penitencia, recuerde su vocación y reconstruya el orden primero. Sea lo que fuere, Brahma los decide, y está bien.
Con esta piadosa reflexión el astrólogo Schultze dio fin a su examen; y según refiere aún a todo el que desea escucharlo, el señor Midas lo felicitó calurosamente. Luego, con gran calor, el hombre de la corona ordenó a los dos energúmenos que facilitaran al señor despierto (Schultze) y al ente dormido (yo) una salida honrosa de aquel círculo infernal, orden que los dos energúmenos cumplieron no menos calurosamente.
Y si he añadido este largo examen a mi narración, es porque Schultze, en su infinita modestia, me ha garantizado que se cifra en él lo más grande que se haya dicho en filosofía de la historia.”

viernes, 22 de febrero de 2008

Mis Nunca

No seré jamás quien tomase tu virginidad,
no seré tu compañero de 7 años (que ya no tengo)
con quien jugaras a la lascivia del doctor y la casita
mostrando lentamente tus impúberes dudas,
las diferencias que hacen latirnos el corazón,
lo prohibido, que es el juego más exquisito,
esa risa que sólo una vez sabe nacer en la vida.

No llegué a tiempo a ser príncipe azul
en tus sueños y masturbaciones adolescentes
(en esa época mis únicas princesas eran nubes);
no fui los labios ni la lengua
que electrizaran por primera vez tu boca,
ni fueron mías las lágrimas de tu primer desamor:
ése que hace romperse algo adentro para siempre.

No te envié esa única carta de bienvenida
al mundo que entonces desconocías del amor,
ni te pude entregar esa flor que jamás se olvida,
no fue mi cama la que poblaste después de la tuya.

No fue mi nombre por el que tu madre
habría de saber que su hija ya había crecido.

No pude ser de tus poemas la musa, el signo,
el demonio, la guitarra, la excusa, ni tu ausencia;
en tus cuentos no era yo la trama, el héroe,
el lector, ni siquiera el personaje que se muere
y en tus cuadros no fui siquiera tu color favorito.

No pude figurar como alguno de tus maestros:
no te di la iluminación de los moteles,
los estados místicos de los primeros orgasmos,
no fui el profesor de las frases terribles
que se dicen antes y durante el amor,
el que te enseñase el arte y las técnicas del placer,
con quien aprendieras que el deseo
apetece todas las razones y lugares públicos:
un teléfono, el parque, un sueño, la acera...

Y todo esto me pesa como una maldición,
mi amor, que llegaste tarde y ya sabiendo,
o por lo menos no habiendo sabido por mí.

Esta tristeza que debiera ser imposible,
esta condena que tendría que estar prohibida
esta maldición que es absurda como el mundo,
estos versos que nunca debieron ser escritos,
existen solamente porque te amo, mi mujer ajena...
Ella era lejana, alada,
él era interior, terrenal;
ambos en su propio mundo,
solitarios.

Jugaron juntos unos días,
veían a la luna con una lupa:
la quemaban con los soles
de sus miradas
y se rieron juntos un rato...

jueves, 21 de febrero de 2008

Abrir no es un verbo,
es tu efecto en mis ojos.
Tú cualquiera
que me ofreciste el mundo,
que te adelantaste a mis versos,
que supiste descifrar mis juegos,
y si las razones no fueran tantas
podría desprenderme de la nada:
saltar en la literatura de tus días,
ser una línea de tus horas
y besar tus huellas.

Pero no eres nueva
ya bien me conoces,
sabes de mis manías,
has leído mis indecisiones,
deambulado por mis desiertos,
te he mostrado mis cicatrices
y compartiste mis desenfrenos.
Sabes por tanto que no…

No obstante sigues conquistándome,
flirteando con mi falta de todo,
jugando adivinanzas con mi seriedad;
te rodeas, sin que te importe, de mi muerte,
sabes sonreír a mis amargos poemas,
das la bienvenida a mis despedidas,
te acurrucas entre mis astillas.
Sin importarte las locuras
bailas con mis pedazos…
Bien sabes que soy espejo fracturado.

¿Qué palabra podría dedicarte?
¿Qué enigma pudiera describirnos?

Tú ya sabes también el secreto:
sólo es a nosotros mismos que escondemos
y abriéndonos mutuamente los silencios
nos alejamos… amándonos mucho…

Que lajismo... parte 2

REUTERS - 21.02.2008 09:56
Panel de EEUU respalda seguridad de vacuna rotavirus de Glaxo
Por Kim Dixon
GAITHERSBURG, EEUU (Reuters) - Asesores sanitarios de Estados Unidos manifestaron que la vacuna infantil de GlaxoSmithKline Plc para prevenir la diarrea causada por el rotavirus parece ser segura y efectiva, según los datos disponibles.
Un panel asesor de la Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) votó a favor de 11 estudios presentados por Glaxo que respaldan el uso de la vacuna oral, que apunta a prevenir la diarrea severa causada por la infección con el virus.
La FDA generalmente sigue los consejos de sus paneles asesores externos.
En caso de ser autorizada por la FDA, la vacuna Rotarix, que ya está aprobada en muchos países, podría competir en Estados Unidos con la de Merck & Co Inc, denominada RotaTeq.
En un resumen preparado para el encuentro del panel, los miembros de la FDA habían indicado un aumento estadísticamente significativo en las muertes relacionadas con neumonía en el mayor estudio de la vacuna de Glaxo, en el que se la comparaba con placebo.
No obstante, el panel votó unánimemente que la vacuna era efectiva y por 11 votos a 1 que era segura.
La mayoría de los integrantes del panel se convencieron ante la explicación de Glaxo de que las muertes por neumonía eran un resultado aislado de un solo estudio y que probablemente no estaban vinculadas con la vacuna.
"No estoy muy preocupada por el tema de la neumonía," dijo Melinda Wharton, experta en vacunación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por su sigla en inglés) y miembro del panel evaluador.
El rotavirus causa la hospitalización de unos 55.000 niños por año en Estados Unidos y unos 600.000 mueren anualmente en todo el mundo a causa de la infección, según datos de CDC.
"Tenemos una elevada confianza en la seguridad de la vacuna," dijo al panel la vicepresidenta de asuntos normativos de Glaxo, Clare Kahn.
(Editada en español por Ana Laura Mitidieri)

miércoles, 20 de febrero de 2008

Leerte

Me arrodillé un día
era noche... era fuego y dolor
me levanté sin que nada cambiara

Otro día escribí
era una salida... un encuentro... me perdí
y deambulé alquimias de siglos
por entre los laberintos de la vida

Otro día desperté
era escrito
y me arrodillé frente a la hoja
me levanté sin que nadie cambiara

Algún día tuve un sueño
y aprendí a olvidar mi conciencia
dejé entrar lo desconocido... no le miré
y me relató vaticinios de otros días

Al día de los 1000 sueños
no sabía recordar mi olvido
ni quién había salido de mí
y mis ojos eran otros tiempos

Entonces otro día retrocedí mis pasos
llegué al nacimiento del verbo
al bautizo doloroso de mis versos
y encontré al enigma en una pregunta

En lugar de arrodillarme salté
y caí por imposibles y delirios
fui salvado de poesía
y ya todo había cambiado

Si el sujeto tras estas palabras no entiende
entonces es el verso puro el presente
pero si se siente en la carne el verbo
no son estas palabras signos
sino alquimias de otros mundos posibles

?!!!

Una noticia para ponernos a meditar acerca del ser humano y su "futuro": cuando se llega a esto creo que no hay nada de esperanza.... qué sé yo...

REUTERS - 20.02.2008 08:33
Artista que pinta con el pene opta a un importante premio
SIDNEY (Reuters) - Un irreverente artista que usa su pene como pincel presentó un autorretrato para optar al principal premio de arte de Australia.
El australiano Tim Patch, que se hace llamar Pricasso, normalmente expone sus obras en ferias de productos sexuales en todo el mundo, pero ha decidido entrar en un nivel más distinguido al presentar una pintura para el Premio Archibald de Australia, el premio de retratos más importante del país.
Con un estilo único, Patch no usa pinceles, sino su pene para aplicar la pintura en el lienzo.
"Tuve que usar el trasero para pintar el fondo, porque a veces tienes que darte un descanso," declaró Patch el miércoles al diario Sydney Morning Herald.
Patch presentó una pintura de un cirujano plástico en la edición del año pasado de los Premios Archibald, pero no consiguió impresionar a los jueces. El retrato de este año muestra a Patch, sólo con un sombrero y sosteniendo un lienzo en blanco para esconder su "brocha."
La Galería de Arte de Nueva Gales del Sur, en Sídney, espera que se presenten hasta 700 retratos para el Premio Archibald 2008, cuyos finalistas se anunciarán en marzo.
(Reporte de James Grubel; traducido por servicio on line de Madrid)

martes, 19 de febrero de 2008

Aún te pienso
aún tristemente te pienso
no.... no es haberte perdido
nunca te tuve
no fue dejar tu cuerpo.... tu idea.... tu tú
nada de apetitos que no pueda saborear
que tu risa ya no sea para mí
que tus palabras sean tan escasas
y tus besos ni siquiera ya promesas
.
y sí.... será una pizca de esto y de aquello.... lo otro
pero no
.
¿Por qué será que aún te pienso tan tristemente?
.
¿Será que ahora mi única mística es el poema?
Un texto pequeño por hoy (no vayamos a cansar a los lectores):
.
Los malos poemas,
esos primeros intentos amorosos,
son desahogos de grito;
luego algo importante se pierde
y el poeta escribe
los hermosos versos
que ya no siente.

Ambientes

Ayer leía este texto de Fernando Pessoa, escrito por Álvaro de Campos y no puedo sino compartirlo:
.
"Vivir es pertenecer a los demás. Morir es pertenecer a los demás. Vivir y morir son la misma cosa. Pero vivir es pertenecer a los demás desde fuera, y morir es pertenecer a los demás desde dentro. Ambas cosas se parecen, pero la vida es el lado de fuera de la muerte. Por eso la vida es la vida, y la muerte es la muerte, porque el lado de fuera siempre es más verdadero que el lado de dentro; tanto es así, que el que se ve, es el lado de fuera."
Fernando Pessoa. Crítica: ensayos, artículos y entrevistas.

lunes, 18 de febrero de 2008

Multiversos

¿Cómo nombrarte sin utilizar el verbo mujer? ¿Cómo, sin hacerte imposible? Abro una puerta a través de mí mismo: Estás de pie y tus líneas abstractas enfrente de mis versos, siendo imagen de tantas palabras que no sé conjugarte; te miro con la lentitud de un siglo y la absorbencia de una esponja: riego tu palabra, mujer, mientras yo me quito la mía, hombre, dejo que fluyas como los ríos a través de mis tierras, ya yo lo haré con las tuyas, o que aletees en medio de los mares, mientras que seré yo la barca que te recorrerá desde la penumbra hasta el secreto. Entras...
¿Cómo retratarte afuera si estás adentro de mí? No podría mirarte fuera del adjetivo que es el hombre, mas puedo decirte que te reúnas conmigo en la desnudez de los seres que encuentran entre sus cálidas diferencias caminos gratos que nos acercarán, sin las nacionalidades ficticias creadas por las distancias de nuestros nombres nunca propios, sin las luchas encarnizadas que han bosquejado en los rincones de nuestras imaginaciones, sin binariedades, sin tener que conjugarte mujer y yo calificarme hombre; seremos simples como palabras de locura:

Tú mujer mu jer mi jer mu ser mi ser ...

Hacer las descomposiciones de tus verbos en infinitivos flexibles abriéndose como pétalos donde pintar conjugaciones de todos los adjetivos con los que cargo entre esta inexacta materia sustantivada ommmbre funcionando como cántico que destroza las gargantas alucina las leyes sustenta de tabaco y fuerza alada los actos de puños y juegos de ajedrez de la lógica o simplemente estado brahmánico de inmovilidad extática y activa donde nómada mi ser se podría desborda en torrentes de agua salada dulce amarga ácida o arcoirisada combinándose con tus fuentes de nubes tierra océano también arcoirisadas sin yos ni tús sólo las fuerzas saltando por sobre los muros de miedo prohibiciones etiquetas silencios actos esbozados por las palabras semánticas tramposas retóricas como estructuras fieras de cáncer y gestos de juez señalando al culpable con cenizas trazadas sobre los rostros la carne sobre nuestras diferencias nacidas desde las noches de los días más perdidos que cuando son recordados nos hacen entrar en un ímpetu como el de las fuentes y los ríos en movimientos de remolinos de tormenta de electricidad en que nos diluimos como electrones de la existencia en movimientos azarosos de las miradas y los miembros no atados en simples torrentes sanguíneos de fuerzas que convergen durante la noche que nos abre imperceptibles y ni mujer ni hombre ni uno ni otro y conectamos cada partícula cada cabello sensación respiro y milésima de piel en pulsaciones descabelladas más allá del tacto de los territorios geográficos que nos habían hecho nacer en nuestra carne como dos estados en guerra perpetua desde la invención de sus formas con ansias eternas de ser imperios para avasallar otras geografías fuera del ámbito de la mirada maquiavélica de los territorios vaciados y tan necesitados de esas otras fuerzas robadas que se nos escaparán siempre por entre las conjunciones sin voces pasadas sin líricas encadenadas cuando podríamos también lograr ser más que nosotros mismos pues somos mundos de seres sin dueños propiedades ni nombres con puentes ofrecidos en las manos de ungüento futuros en las bocas de profecía pactos entre las líneas de nuestras lenguas plateadas caminos de cuerda floja en los pies noche en los cabellos soles en las pupilas este deambular caligráfico entre los versos y este temblor oceánico en todo el cuerpo que ya no está construido sino en un hacerse continuo por las fuerzas telúricas de las imágenes en movimiento de pasiones sin verbos ni adjetivos que ya no eres tú ni soy yo sino todo el universo entero en cada gota que nos compone en cada canto que nos declama en cada recuerdo que nos sueña en cada amanecer que nos despierta

Y es así como te pinto y te amo, universo...
Bueno, acá va un poco más de contenido para perder el tiempo en este blog. Lo que viene a continuación se llama Trilogía de un fin de semana. Veamos qué les parece a quienes el ocio les trae aquí. Y por favor, la crítica está abierta y más que bienvenida, gracias.
(en)rol-ando, jaja

I. Viernes. Anochece

Dijiste adiós. Hoy anochece el primer día sin ti.
Me sangran rosas, mil versos y una vida,
mientras anónimas voces de plata me arrastran
hacia el tibio sueño de una araña.

Me aterroriza el grito color vino del infinito
desafiante de la paz y la quietud de este panorama;
se observa un lento atardecer de escarcha
todo vestido de gris y naranja,
al cielo el corazón también se le escapa.

Me encuentro tan lejano de todo;
y es que había migrado contigo
a los bosques de leche con sus soles de lana,
hacia el amor: hacia esa huida en busca de paraísos,
pero ahora esta vida sin ti se siente como exilio.

Es noche. Es terriblemente de noche...

Derramo mi sombra sobre el abstracto lecho,
mientras los pasos que he dado se van cayendo
entre las palabras inéditas de mis locuras.

Hago los recuentos de mis obras sobre el techo.

Soy ausencia, llanto y soledad este anochecer
y mil pasos que diera hacia cualquier tiempo
serían mil acciones que ya no valen.
Lo sé muy bien: ya no estoy en tu recuerdo
y quisiera fingir que tú no lo estás en el mío.

II. Sábado. Un poeta se sueña

En el corredor del sueño te encuentro y por la expresión que me regalan tus sentimientos pregunto:
¿Adónde te duele?
Me señalas las multiplicaciones de tu pecho abierto, sangrando una marea de sombras y recuerdos, unas infértiles semillas y un poco de arena. Luego me muestras las divisiones de tu mente, como señalando al acusado; intentas ofrecerme, sin que yo comprenda, un puñado del dolor sentado sobre tu mano derecha, gestado en el suficiente tiempo de tus insomnios de naufragio.
Abres un escenario entre tus ojos y mil escenas danzan mostrándome sus historias. Hay algunas tímidas que se esconden entre el aroma aún húmedo de ella; otras, hechas de fuego, cuentan las hazañas y aventuras de una pasión de niño que se perdió jugando al escondite con una pequeña, con una niña bosquejada con los tenues trazos de un pasado escondido entre los caracoles de tu memoria.
Cierras tus párpados y los coses con lágrimas. Compiten en ambas mejillas dos bólidos que se caen del cielo de tu lánguida mirada, pero una sonrisa inesperada les atrapa en pleno vértigo y tu boca prueba la sal, a la que ya se va acostumbrando. Un melancólico cigarrillo aún prendido en tu cenicero, es el único ser con vida en tu cuarto.
Sacas una rosa marchita de tu bolsillo, la pones bajo mi nariz, pero de su antiguo aroma sólo polvo queda y me recita de días y noches en que te balanceabas por los pétalos abiertos de ella, disfrutando el éxtasis eléctrico de la existencia; duermes la muerta sobre el altar de tu mesa de noche y espera.
Abres un pequeño cofre de madera, tallado con las tragedias y los elefantes plata que siempre te siguen de cerca. Sacas unas hojas y una máscara sonriente. Vistes la máscara sobre tu rostro que es una piedra quebrada por los siglos y me das una lista de tus amores: pero todos los nombres son uno mismo y te ofrezco la sonrisa con la que se compadece a los locos.
Tu mirada de silencio me dice muy bien que he sumado a tus dolores la injusticia del desprecio. Entre nosotros no debe haber desprecios, ni equinas carreras de venganza o la ponzoña de la envidia, entre nosotros no hay despreciados ni locos, tan sólo oídos dispuestos, un abrazo de náufragos y una despedida que pudiera siempre ser la última.
Ya olvidas, pero me muestras aquello que no tiene la redención de ser olvidado, en tus pálidas hojas blancas. Ahí está el imposible que nunca tendrás, retratado en unas cuantas palabras, en unas cuantas cientos de hojas. Se te sale un suspiro que baila por los aires remedando a las aves y posándose sobre las cumbres de tus melancolías atadas a las imágenes de tus pasados.
Tienes en tu rostro una epifanía retratada, mientras me entregas las hojas en donde cantas a una ninfa que era una mujer y tenía una niña adentro: la niña-bosquejo que jugaba con tu pasión. Nacía en ti el mundo: de esto hacías un coro. Se me inundaron los ojos con tus metáforas; verás: siempre he sentido muy cerca a las palabras, muchas veces incluso más cerca que a los seres de carne y éstas son los trozos que te faltan, pues ya me he acordado de ti:
Eras de esos que jugaban a la vida porque sabías que podía no ser cierta, te conocí en una época en que tus amores eran aún de papel y te besaban en sueños, reflejabas, desde el alba hasta los últimos laberintos de la noche, un constante rostro de niño y sobre todo sabías reír.
Sí, eso es lo que más recuerdo de ti: tu risa perfecta; risa en funerales, risa con lágrimas, reías entre los libros, reías sin querer y otras veces porque podías, nunca negabas una risa a la noche, reías a las adivinanzas, a los errores y a los desencuentros, tu risa sin más y que era suficiente para pensar en los albores del mundo.
Pero ahora observo tus labios de mármol frío, lápida de tu seca lengua, seca por todos los kilómetros de besos que has perdido o que simplemente no has encontrado entre las rutas de tus ausencias.
Entiendo ahora el que no hables y esa manía de versos que parecieran ser tu corazón, bombeando mil letras por minuto, oxigenando tus pérdidas, llenando tus territorios vacíos, desérticos, con pequeños charcos de tinta, remedando lo que otros han tenido en vida.
Veo en ti como en el fondo de un espejo. Tu circulación está compuesta como de desencanto y cada palabra te huele a intento. Tu problema siempre fue el capricho de la felicidad sublime, de lo puro y lo perfecto, mientras te estrellabas, una y otra vez, contra la puerta de quizás, que aún para ti continua cerrada.
Ahora haces del mundo una visión, que está ciega y que no tiene palabras de descanso para aquellas criaturas con corazones de versos.
Te sientas al limbo de las posibilidades y balanceas todas tus locuras haciendo el balance de tus experiencias: se te van cayendo, una a una, y te queda la última locura en la mano izquierda (esa que tiene los símbolos de tus dolores más ciertos): es la muerte, la única que parece querer a tu soledad, compañera que siempre consuela, amante perpetua de esos que tienen por boca unas hojas de poemas.

Caes enfrente mío y con ternura te digo:
Hay momentos en que necesitamos estar lúcidos, como después de ocho cervezas, para no caer en la trampa de los espejismos púrpuras y los profundos abismos al fondo de los vasos.
Hay momentos en que necesitamos estar lúcidos, como después de perder un poema entre las rutas de la imaginación, para que sus palabras no nos persigan como profetas de la catástrofe.
Hay momentos en que necesitamos de la lucidez, como cuando nos lanzamos a nuevas aventuras, para que los acordes de las miserias y los fracasos no nos entierren entre sus lutos.
Te lo repito, amigo, hay ocasiones en que es mejor estar lúcidos, como después de haber perdido todas las esperanzas y no fundar una nueva en la falta de ellas, para que los caracoles no nos arrastren en sus caparazones y las hormigas no construyan sus mansiones bajo nuestras casas, para no dejar de ver los bosques y escuchar a los mares: oráculos de otros futuros probables.
Pero, sobre todo, hay que estar lúcido después de ese capricho que el Destino tiene escrito entre sus guiones para todos sus habitantes: dormirnos en vida por una ninfa con existencia de mujer que como niña jugaba con nuestras poéticas pasiones, y que quizá valiera toda la ruina del mundo y más. Pero lucidez, amigo, que sin pérdidas no hay vida y querer no es una cuestión de estar presente o no; que el ritmo de la vida no se acaba durante ella y nunca sabes tampoco con quién más irás a bailar. Quizá una noche lo harás con la muerte y al amanecer siguiente sonreirás, quizás lo hagas con la locura y te enseñe algunos nuevos pasos, incluso podrías bailar con el Misterio, que da cunas a los sueños de los hombres y alas a sus acciones y voluntades.
Nada se pierde sin que se encuentren nuevos rumbos, pues no es la vida sino un cúmulo de renuncias con alguna escogencia y es en ese instante cuando nada se sabe y quizás todo se puede.
Es en el no esperado mañana donde se oculta la bella sorpresa de ser otro, aunque sea falso, porque cambiamos más rápido que las estaciones y en modo más diverso que las razas.
No vuelvas el rostro hacia la mesa de noche y de espera: ella tan sólo guarda los silencios que ya conoces. Toma la almohada que te embarcará por el paisaje posible de ti mismo. Calla a tus ideas y si quieres pide un deseo. Arrulla tus marítimos párpados y deja que la respiración sea tu última búsqueda.
Escucha:
Un poeta se ha soñado.
Ahora despierto.

domingo, 17 de febrero de 2008

III. Domingo. Un poieta despierta

..........................................................A pesar de todo, el Misterio se presentará
..........................................................vestido con sus trajes de lujo.
..........................................................Vicente Huidobro.
Hay días en que resucitamos como del suicidio y balanceamos preguntas inciertas en la punta de la lengua. En esas épocas la sombra del Misterio toma a los hombres, les bautiza con la alquimia del poema, nacen escribanos de la vida, profetas de su cuerpo. Labios de miel, gargantas con coros de oráculos y opio. Declamación universal de la existencia.
Un niño-sueño despierta, se divierte un rato, crea al mundo, luego imagina otro y fantasea por él sin hacer el más mínimo murmullo. Naces de nuevo, con el aún fresco dolor acumulado en tu sangre, tóxica bebida de eternidad que empalaga las prosas cotidianas del mundo.
Miras con tus ojos tiernos de ojeras púrpuras, un escenario ajeno desde lo imposible que parecía despertar.
La noche como velero que llega a puerto; sales con aventuras en el paladar, conquistas pueblan tus pasos, aunque las bucaneras banderas de la muerte se asomen por el horizonte.
Te lanzas a la tarea de imaginar. Sin brújulas sobre las historias de hoy haces el poema, eco de los sueños, imagen de augurios sobre la impronta del tiempo.
El tiempo: ese eterno instante en ocasiones pesado como plomo entre la carne o ligero como el vuelo de una escritura que rasga el cielo. El tiempo: única materia de lo que somos.
Te encuentras solo, estás en media escena con la pluma en mano, acompañado por la manía y el éxtasis que ella canta y la sensación de escribir tu propia vida: esa voluptuosa ilusión.
No puedes cerrar ese desmesurado sentimiento y las manecillas de los relojes saltan por los minutos con la velocidad de los latidos de tus versos, llenando infinitas líneas de fantasía, encarnadas en tus delicias y horas.
Continuas entrando entre la materia del poema. Caes entre los vértigos internos de tus vísceras, ya no puedes levantarte de entre las sombras, ni seguir a los perros cantores de cacería detrás de las alucinaciones plateadas que son esperanzas desvanecidas en un suspiro.
Dejaste de lado el juicio pues el jurado que habías escogido estaba equivocado.
Le haces cosquillas a la muerte con tus versos y flirteas con las metáforas lunares sobre las que se sueña el mundo.
Huyes del capital, de ti mismo, de toda razón, y con tu divina locura de dramaturgo guías a los ciegos que deambulan por tu mirada, mientras les das de beber a sus infiernos.
Te encuentras solo. Sales a conquistar el mundo o morir de azul, de cualquier manera ya no temes.

El poema es lo único necesario para descender por los escalones de lo imposible, cambiarle los diálogos a la existencia, regresar a esa tierra encantada de míticas sabidurías y juegos, para engalanar la vida con las metáforas más lujosas y los gestos más tiernos.
El poeta se promete a sí mismo en su arte la posibilidad abierta del paraíso cotidiano y sucede en ocasiones, que la vida, enternecida hasta lo indecible, ante tal infantil malabar lleno de pasión y locura, le otorga la sonrisa perfecta, la alegría sin razones y el consentimiento de sus caprichos y amores.
El poeta despierta cuando el hombre y sus toscas lógicas sueñan, hundiéndose en el ocaso de un mundo construido sobre rendiciones y exangües renuncias a paraísos arrebatados.
Así, despierto, me tomas de la mano para acompañarme por este nuevo mundo que hemos forjado.
Despierto nuevamente...

Escribano visita la esquizofrenia

Cayó por los siglos, cayó entre los símbolos,
cayendo, se abismó en el paraíso,
miró fijamente a dios: era su espejo,
le quebró en varios pedazos y tuvo hermanos
que eran pequeños fragmentos de su propia imagen.

Botó el libro y el poema en su fiel cenicero negro,
las brazas aún prendidas incendiaron su mirada,
volaron cansadas palabras entre el humo,
tomó unas cuantas y le dedicó un verso al sueño,
otro a su amada, finalmente se quitó uno a sí mismo.

El pequeño escribano entonces declama:
“Ves ando de nuevo a la locura entre las hojas.”

Se revolcó en un grito fascinante y despertó
entre las concavidades de sus conspiraciones,
le pusieron la camisa de fuerza de las miradas ajenas,
pero escupió en sus cuadernos, mientras reía su retirada
hacia las cavernas internas de la imaginación.

Entre el transcurso de hacerse delirio o nube atardecida,
y los monólogos inútiles con las sombras del café
colocó a la metáfora en el beso, lengua sin entendimiento,
cuya superficie es profecía y cuya profundidad es olvido,
pero le fallaron las aproximaciones y calló en el verso.

Dijo: “Mira arte entre la nada de las palabras.
Si es así, quizás, a pesar de todo exista la redención,
pero hay que buscarla debajo de las alfombras,
en las esperas eternas de nuestros cigarrillos,
en los desamparos libres que acompañan los pasos
y no entre los silencios del cielo, las estrellas o la luna.”

¿Por qué decimos futuro,
cuando queremos decir que tenemos sueño?

Ese día dedicó un atardecer sólo a su cuaderno,
ya por la noche estaba despapelado y tenía rimas
en cada poro, en cada sonido, en cada juego.

Dibujó la espiral, el vacío y al amor sobre el aire,
mientras declamaba a la sangre, la pasión y el vino,
en la anónima esquina de un bar sin testigos.
Trazó los caminos que llevan de la profecía de la poesía
hasta la sensación de estar haciendo trampa al destino.

Sobre un descuido dedujo que no tenía identidad
y en una hoja blanca encontró la imagen de su rostro;
niño de nuevo, quiso una cuerda tendida sobre el abismo
y enseñar a sus ausentes las piruetas de la locura;
quiso la síntesis de todos los sentimientos
y tener fuego entre las palabras
para intentar la escritura de un único verso imposible.

La locura es una metáfora bella y cuesta veinte años
de sangrar continuamente por heridas imaginarias,
cuesta diez mil renuncias simbólicas sin vergüenza,
una realidad atiborrada de miseria y nihilismos,
borrar una normalidad tributable, diplomática, de tedio;
es el regalo de todo cuanto la imaginación promete
y la posibilidad abierta de todas las posibilidades
que se quedan siendo tan sólo mundos abiertos
y es por esto, y nada más, que la libertad existe.

El pequeño escribano salió del sueño del cuaderno
y el aún más pequeño autor entró en la realidad de la hoja.

El niño que juega eterno entre sus locuras, felizmente,
es el único ciudadano de un estado divino que no existe
y que quizás sea la última frontera del hombre: la propia.

Ningún

Ningún hombre, no pudo darle
a ninguna mujer un sueño.
Ningún hombre sólo tenía olvido,
ninguna mujer poseía llanto;
ningún hombre y ninguna mujer
se unieron en triste desventura.

Ningún hombre y ninguna mujer
se perdían en oscuros silencios
que ninguna palabra franqueaba.

Sin conquistas ni aciertos,
en un mundo vacío, moribundo,
se les caían desgraciadas las esperanzas.
Ninguna canción,
hombre-olvido y mujer-llanto,
podían ya acariciar,
tan sólo a la Nada declamaban.

Ningún hombre tenía cuencas vacías,
ojos crucificados;
ninguna mujer oídos muertos,
sonidos sangrantes;
él perdió a la belleza,
y ella perdió sentirse amada.

Ningún hombre levantaba, salvaje,
su pesado escudo;
ninguna mujer huía, delicada,
sobre el viento.
Ningún hombre y ninguna mujer
se desunieron por aventuras,
pero solos de ningún otro,
descubrían inmensas amarguras.

Ningún hombre siempre triste;
ninguna mujer melancólica,
y ningún destino les sonreía,
hasta la dulce muerte se les escondía.
Ningún hombre y ninguna mujer
nunca mueren, jamás viven,
como eternas penas vagan,
continuando con sus desventuras
de estar juntos,
y con sus aventuras
de ser amargos.

Ningún hombre es cualquier hombre
y ninguna mujer eres tú.

sábado, 16 de febrero de 2008

Qué lajismo...

REUTERS - 15.02.2008 12:42
"EEUU vincula vacuna rotavirus de Glaxo con muertes
WASHINGTON (Reuters) - Las autoridades sanitarias estadounidenses informaron el viernes que la vacuna contra el rotavirus del laboratorio GlaxoSmithKline Plc está relacionada con un aumento de las muertes por neumonía y con otras reacciones adversas.
El personal de la Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA) emitió documentos sobre la seguridad de la vacuna de cara a una reunión el próximo miércoles, cuando un panel evaluará la aprobación de la inmunización oral para prevenir la causa más común de diarrea severa en los niños.
El rotavirus también produce deshidratación en los bebés y los niños pequeños.
En una revisión de 11 estudios, los miembros de la FDA señalaron que su análisis halló en la investigación más amplia que existe un aumento importante de las tasas de muerte relacionadas con neumonía ante el uso de la vacuna de Glaxo .
Ese estudio, que incluyó a unos 63.000 chicos, también reveló un incremento de las convulsiones en los niños a los que se les administró la vacuna, llamada Rotarix, comparados con aquellos pequeños que recibieron placebo.
Otro estudio reveló un alza en las tasas de bronquitis.
En las conclusiones de los documentos publicados en su sitio en internet, la FDA indicó que se registraron muertes por neumonía y convulsiones, pero no pareció efectuar ninguna recomendación al panel asesor que se reunirá el miércoles.
El panel de expertos considerará las revisiones del personal pero emitirá su propio consejo, que generalmente es seguido por la FDA.
(Reporte de Kim Dixon; Editada en español por Ana Laura Mitidieri)"
.
.
Y realmente: ¿Cuál es el puto sentido de todo esto? ¿Podría tenerlo?

viernes, 15 de febrero de 2008

Contemplar

La eternidad es la contemplación.
Instante cercano al ojo del animal
que todo puede abarcarlo siéndolo.

En el hombre es un sentimiento amargo,
que abruma y aplasta la frágil carne,
desordena y alborota las certezas, las medidas,
es el alejamiento entre el avión y la tierra,
es la corporalidad del vacío, no la del mundo,
sino la dinamita del vacío en uno mismo;
es romperse una y otra y otra vez
en el rostro que es un abismo hacia adentro,
en un cuerpo caído de miedo, miseria, de ganas.

El hombre es todo cuanto está ausente,
entre estas ciudades de piedra que no le reconocen,
frente a los demás, los espejos y las vitrinas
que sólo le observan hacia fuera y no les importa,
en las palabras que sólo piensan en sí mismas,
en las ciencias sin sueños, ciencias de pesadillas,
ausente en las identidades que le construyen
los estados, mercados, amos y poderes ajenos,
ausente también en todos los cuadros y las imágenes;
incluso el Hombre con mayúscula está ausente de hombre:
el concreto, el que respira y siente este inmenso vacío.

¿Y la mujer?
La mujer es una historia de lágrimas continuas...

Y cuando copulan el hombre y la mujer,
el hombre y el hombre, la mujer y la mujer, muchos,
lo que copulan son el vacío y las lágrimas,
el vacío y su imagen, lágrimas que bañan otros océanos,
el caos infinito de un dios inexistente.

Y cuando copulan como los libres animales,
envueltos en la mística de sus ardientes cuerpos
sienten miedo. Mucho, mucho miedo.

Se alejan. Se pierden. Y lloran amargos,
hasta que su avinagrada carne se torna renuncias
y no pueden ya soportar la contemplación,
pues la única imagen encontrada en la eternidad
es la muerte que a todos nos inventaron
(son los ojos del animal que nos sacaron).

Ahora todos ausentes, ahora todos lloran,
luego nacen y mueren, nacen... y mueren...
hasta que somos tú, lágrima sobre una mejilla,
y yo, vacío místico sobre este poema...

Pequeñas alegrías

Sí, es verdad, pequeña, morimos muchas veces en una misma vida. ¿Y qué si todo fuera igual a nada, o incluso que fuera menos? ¿Importaría quizás que los problemas fueran reales y las aventuras sueños? O talvez nosotros estamos afuera esperando que alguien abra la puerta de lo Imposible para atravesar los ojos del Tiempo y jubilarnos en plena adolescencia, cuando las palomas hablan el lenguaje universal del vuelo. Quizás podamos batirnos con los espacios que amarran a nuestros sueños y salirnos por el costado de alguna casa de campo, donde dormimos aún que todo es grato e ingenuo. No sé qué irás a pensar de que el mundo tenga pesadez en su espalda y esté ciego, mientras tú agitas tu mirada por cosas que nunca sucedieron, y te esfuerzas no obstante porque podría ocurrirte que un día despiertes junto a mí y eso para mí sea una escritura rápida en medio de una coincidencia que es la vida entera. Si lo bello todavía te saca lágrimas y una sensación de respiro de ondas y bosques, quizás entonces yo no sea tu dueño y mejor podamos lanzarnos un puente, tomar un ala y gozar por los aires, por los mares; quizás la locura sea un nombre que ponemos a Quijotes que son inmortales y pasan por las graderías de una Historia que nunca se agota y nunca se despierta, y quizás también estar sano es como ser una nube en medio de un cielo azul y que, sea el sol o la luna, igual tus penas pasan y son leves y tu cuerpo no se ausenta de sus aventuras y sus sonrisas y qué podemos saber de ti y de mí si no somos juntos y no hemos conocido los augurios ni los rostros de ese que está tan lejano, pero es un sueño y una escritura rápida. Yo no sé, y me pregunto que pensarás, pero eso es querer que me lances una idea para masticarla con insomnios acumulados y en un segundo sentir en mis venas que sale una respuesta, pero no es sino un trinar que quiero darte para que lo enredes en tus cabellos y sientas que eres hermosa y yo verte más risueña. Mejor nos daremos las manos y tú pondrás la otra en mi pecho, y yo en el tuyo y jugaremos a que tomamos nuestros pulsos y que los corazones son poetas, el silencio será el mejor escondite para mantener nuestras dudas serenas, los días podrán pasar, pero nosotros no pasaremos con ellos, les daremos colores y sonidos distintos y gozaremos cada trazo, que no es un reloj, ni un segundo, ni nada que podamos medir con cansados abrazos que se formulan hacia la nada y pasan al limbo y se estrellan contra las incertidumbres, se quieren, pero se rompen, mientras seguimos en las puertas del principio, esperando a la espera, que ojalá traiga un rostro sereno. Pero ya conocemos las historias y los libros, las letras encierran otros secretos. Las plumas entonces se vuelven cristales y vemos nuestras pupilas enredarse con los cabellos y ahí está el pequeño suspiro que te puse y es un recuerdo olvidado, que ansío ponerte en tus sienes, que me gustaría sacar de estas palabras para dártelo en un imposible poema, porque, si no lo sabes, todos los poemas son imposibles como las nubes que no pasan, por eso la vida es una travesía y en nuestra vida morimos muchas veces, en ocasiones, nos encontramos en otros lados y recordamos quizás algo que no ocurrió pero estábamos en algún palco y lo vimos desde una visión o en la tele y jugamos a las adivinanzas con las preguntas y las miradas y una noche te dije y tú me contestaste y un beso se interpuso entre nuestros labios de miel, los congeló, les tocó el pulso y encontramos que la vida otra vez era nuestra, aunque se muera de a poco y se muera de veras y un gato pasa y es lo mismo que fuera realmente un gato o que lloviera. Si le encuentras alguna gracia, menos mal que las lenguas no siempre sacan pistolas desangrando las esperanzas, que también pescan en lagos y ríos los tesoros que alguien olvidó y los recuperamos en esta vida en que nos conocimos, aunque sea apenas otra más y pase y se muera... Aprovecha me dijiste, yo no contesto, porque siento que ya me has leído, y quizás fuera antes el mundo a cualquier idea, pero el mundo estaba y eso es desventaja, por eso es que ahora todo sucede, nada se encuentra, porque anda entre sentidos ajenos y es una colmena que un día miré desde un mirador y era esta ciudad donde te dispersabas mientras iba retrocediendo el tiempo para que yo te conociera y tú a mí. Si pasó eso: a quién le interesa, si no estás qué pena y si me tomas de la mano ¿cuál es el sentido de llorar o quejarse porque las memorias no son fieles o porque los gatos se cambien por una lluvia que puede hacernos sentir nubes? Sólo te digo muchas cosas y la mitad ya las has escuchado pero nunca me acuerdo si lo escribí o te conocía y puedo confundirte con un verso, pero no te preocupes que ese rostro y tu cuerpo de algún pasado tiempo griego se llevan por la borda mis insensateces y los juegos que ya no tienen cuerda, te obsequio todas las palabras que quieras y entre ellas están mis manos creadoras de todo un puñado de líneas juguetonas y les quiero porque son pequeños versos que a diferencia de los poemas no son imposibles, porque son, cada una, como un pequeño respiro, y nunca falta una que sea el adorno que quiero obsequiarte para tu cabello, otra para tu sonrisa pícara y una que diga te quiero. ¿Qué más podría querer una hoja sino que la adornaran de versos para que pueda volar con las nubes y flotar acompañada de sueños? Pregunto de nuevo: ¿Qué más podría yo querer si la escritura es reflejo y pasado y futuro y este mi pequeño presente es un imposible y estoy vivo otra vez y te espero?

jueves, 14 de febrero de 2008

Male-detto


Los hombres son pocitos de agua que van derramándose por entre las grietas de anacrónicas calles adoquinadas bajo imperios de alucinaciones de gigantes figuras de molinos ácidos que utilizan el petróleo como motor inmóvil para moler los sueños, las felicidades, la risa, la libertad, lo humano, tan sólo para lograr esa materia común de verdes papeles embrujados que cargan con las innumerables maldiciones pronunciadas por miles de pueblos trozados, tasajeados, desmembrados de sus cabezas adormiladas y ligeras de libertad, de sus ojos de vaticinios aún pegados al misterio a pesar de haber atravesado a la muerte, mutilados de sus manos alfareras y alquimistas, que se alargaban hasta tocar a la luna, pellizcándole alguno de sus misterios y de sus lácteas inconsciencias en que se podía llegar hasta el mismísimo abismo de los espíritus donde quedaban abolidos los principios, las finalidades, las causas, explicaciones y todas las demás herramientas inútiles de los sueños insomnes de occidente que no conocen la tregua del descanso; torturados y quemados sus pies de animal ligero en huída perpetua, perseguidos por la boca de oscuridad y plomo que siempre tiene hambre de trofeos y maravillas, tragando a sus víctimas transformadas en piedras, minerales y reliquias muertas que al llegar al estómago del capital y a las vísceras de un cuerpo flojo, abstracto, imperial y siempre sediento, las poseía y creía como metales y joyas preciosas sin saber en ellas sus maldiciones, malos agüeros, azares de catástrofe, realidades de muerte y al ser depuestas por los anos de las imprentas fluyen en ríos de papeles inútiles y pesados como el plomo homicida, como los años de sangre humana y la negra sangre de la tierra, funestos como deseos de fuego y suicidio que van evaporando a los pocitos de agua (a esos charcos encorvados, minúsculos, sucios, con ansias de ser océanos invencibles y azules) a través de los adoquinados mitos de los cielos, de las adoquinadas noches quebradas de estrellas o pesadillas de sol desbordándose de mujer en hombre, de charco en charco, estrellándose contra las acciones invisibles de las mil maldiciones, quebrándoles como lo suelen hacer los espejos sin entender los secretos de las grietas o de las fuerzas que logran imitar el impacto de la caída, como lluvia o satanes de los adoquinados mitos del cielo, ni menos comprender las respuestas a que el frío sea tan conquistador y que ni el infierno invocado por las fábricas tenga el suficiente calor como para despertar de esa vigilia de gris y blanco a los pocitos aterrados tiritando sus últimas gotas de aliento; todos empozados entre los envenenados papeles cargados con todas las voces de la nada, de los caos cotidianos y de las destrucciones más naturales como venganzas líquidas de los hijos de la tierra, cuyos cuerpos y sangres fueron los pigmentos dibujantes de los hechizos tatuados sobre las superficies de papel a las que se llaman valor aquí y allá mientras lo desconocido que se les puebla a las imágenes de esas superficies cansadas no es ninguna plusvalía ni ley o razón, sino una cacería milenaria que aún continúa cortando el viril árbol de las raíces de los hombres, despellejando su piel de tierra, sus paraísos cotidianos, robándoles su propio tiempo, para que luego los deseos y ambiciones perversas de algunos pocitos habitantes de la mirada de cacería, la razón y las neuronas de los molinos descubran sus castraciones, mientras se deleitan en su vertical Norte donde el artificial clima está empozado entre cuatro paredes como ellos empozados también están entre las estructuras negreras para no derramarse entre los adoquines de las calles cotidianas ni por los adoquinados mitos del cielo o los adoquines que se van introduciendo por las vulvas de las millones de mujeres violadas en la misma cacería cercenadora de hombres, violadas por la misma puntería engendradora de esos papeles que queman o congelan a los pocitos de agua sucia gritando como gritan los dolores con sonidos inhumanos de las mujeres con sus vientres abiertos y su vida cerrada por el último impulso que riega el semen de pólvora para que nazcan niños-bomba refugiados entre las maldiciones de las superficies carcomidas y putrefactas de estas ciudades de papeles para explotar en plazas llenas de pocitos de agua escapando entre los adoquines del sueño de la muerte, esa muerte que no conocen los del norte vertical pues tienen sus píldoras para controlar la última pesadilla que es la que dispara la cada vez más glotona y ancha puntería de cacería con sus Apocalipsis de hambre, sus esperanzas de suicidio, las pobrezas que estallan como napalm y arden levantando las heridas que no conocen cura, sus biblias de días finales, los delirios de genocidio plantados en los dibujos de niños que son realmente genocidios de pueblos enteros escritores del libro del olvido de la Historia y cuyos nombres están impresos en listas imposibles de adoquinados silencios entre los cuales aún se escuchan sus voces apagadas dejando salir sus maldiciones entre las líneas escondidas y las notas al pie de página borradas al recuerdo, sus escorpiones suicidas de guerras santas armadas contra los millones de pocitos de agua asustada, acorralada, pues al acabar la puntería cíclope, que es un ducto de petróleo, con todos los hombres y mujeres afuera de los mapas de los imperios de edificios donde se imprimen del sudor, de la esclavitud, de la sangre, los papeles que llevan y esparcen estas maldiciones milenarias entre sus homicidas signos, entonces se caza a los mismos esclavos que son pocitos de agua diluyéndose entre los adoquines maldichos de estas palabras...