miércoles, 20 de febrero de 2008

Leerte

Me arrodillé un día
era noche... era fuego y dolor
me levanté sin que nada cambiara

Otro día escribí
era una salida... un encuentro... me perdí
y deambulé alquimias de siglos
por entre los laberintos de la vida

Otro día desperté
era escrito
y me arrodillé frente a la hoja
me levanté sin que nadie cambiara

Algún día tuve un sueño
y aprendí a olvidar mi conciencia
dejé entrar lo desconocido... no le miré
y me relató vaticinios de otros días

Al día de los 1000 sueños
no sabía recordar mi olvido
ni quién había salido de mí
y mis ojos eran otros tiempos

Entonces otro día retrocedí mis pasos
llegué al nacimiento del verbo
al bautizo doloroso de mis versos
y encontré al enigma en una pregunta

En lugar de arrodillarme salté
y caí por imposibles y delirios
fui salvado de poesía
y ya todo había cambiado

Si el sujeto tras estas palabras no entiende
entonces es el verso puro el presente
pero si se siente en la carne el verbo
no son estas palabras signos
sino alquimias de otros mundos posibles

1 comentario:

Ignacio Ramírez C. dijo...

Versos maduros. Disfruté mucho este poema. Una producción que merecía ser compartida.