lunes, 20 de octubre de 2008

Ellos

Deben ponerse tapas en los oídos
y cemento acumulado en la mirada
para construir los edificios de lo absurdo
transitar las autopistas de lo nimio y lo vacuo
asistir a las marchas funebres de lujo
de cualquier idea, cambio, aliento
y estar de parada en parada en cada bobería
deben poner demasiados velos y pelos
entre ellos y las vísceras del mundo
para creerse a salvo y reir aunque no lo sientan
para hablar sin contenido y morir por inercia
y yo debo escucharles en la puerta del sueño
en el umbral de las vigilias, entre los papeles
en cada antena y respiro de muerte, en cada esquina
donde al doblar se encuentran espectros mudos
esqueletos de voluntad que sólo reptan hacia abajo
te miran desde la putrefacción de sus ojos
y ya no concuerdan en palabra, en gesto, en humanidad
se escurren entre los desagües y los atardeceres
huyen hacia ese atardecer supremo del mundo y sus mentiras

Deben ponerse ungüentos en los sexos y otros sexos
para no enfermar de suicidio o tristezas
por no transitar sino las autopistas de lo vacuo
y tomar polvo con ausencia y tantos fracasos de vida
porque necesitan su entretenimiento bullicioso
y encienden televisores, radios, luces en la noche
y abren cuentas corrientes, regalos de navidad, miserias
van a dormir y deben poner dioses en la oscuridad
para no asustarse con los rumores de este mundo
que a algunos ya no nos dejan dormir ni mentirnos
y nos han botado todos los edificios, los mediocres paliativos
las carreteras las tenemos fracturadas, los viajes clausurados
y ya no sabemos donde ir, pues ellos son la ida y la vuelta
el mismo aire viciado que respiramos, son la muerte
sin poesía, con hambre, de millones, deshonesta
y deben ponerse tapones y música de cristal
vistiendo como sus ídolos muertos, sus telenovelas
y nosotros acá en medio de todo, como huérfanos
sin crédito, ni vales, cortados en nuestras palabras
racionados en todos los actos, pasiones y botellas
insoportados porque nos parece una gran locura
todo es una gran locura que engaña y mata
y ellos deben querer poder taparnos a nosotros
y, sin embargo, el silencio es lo primero que muere.