lunes, 10 de marzo de 2008

Echarse a morir es la única manera de aceptar el humano destino,
levantarse y reír la forma de transgredirlo.
Los más bellos versos nunca estarán escritos,
serán susurrados al mundo, en poesías secretas,
anónimos y tan hermosos como el silencio,
serán cantados por borrachos declamadores,
por místicos en éxtasis de todo su cuerpo,
por seres que Occidente ha callado,
por cualquier cotidiano y desconocido poeta.

Un poema se dirige a los árboles, las nubes, la vida,
a los lugares conocidos, a algún rostro imborrable,
hacia toda imagen de azar que pueda acercársenos;
es cuando nos hermanamos con las cosas y los seres
en un vínculo primitivo y sanguíneo con la existencia,
son esos sonidos que dedicamos mientras paseamos
dejándonos ir por el ritmo de las ficciones que creamos.

Nunca estarán en estas hojas llenas de órdenes,
en estas imágenes militares de las palabras,
entre este blanco que se hunde en el intento
y el negro de charcos que vamos regando,
como símbolos sangrantes de la memoria.

Sí, los más bellos versos nunca estarán escritos,
y estos signos son meras sombras de su existencia.

El poeta realiza el más inútil de los trabajos:
se hace traductor de una lengua imposible,
pero en el intento conquista uno que otro sueño.

lunes, 3 de marzo de 2008

Condesa Maldita

Este poema ya ha de tener unos cuantos años pero bueno, casi nunca los he mostrado. Críticas bienvenidas...
.
Condesa maldita. ¡Oh, majestuosa Droga fatal!

Condesa sangrienta, fantasma mental de Báthory
haz con la cuchilla de tus crímenes una sangría en mi pecho,
déjame saborear el dulce dolor del asesinato,
marca tus crueles símbolos en mi deseo;
que mi falo se levante como soldado abrazado por el fuego
de la guerra, para andar la Marcha de la Inmortalidad,
conquistar tu castillo fantasma, desacralizar tu refugio
desde el cual aúllas por las ventanas que son esos ojos
hechizados que me arrojan al abismo de la Locura
y me convocan a tu lado; ruégame que te penetre con mis legiones
para compartir contigo los baños de joven sangre,
llena mis intestinos con tus puñales para satisfacer
mi infinita ansia de amor.

Recorreremos nuestros laberintos,
cuando estemos los dos perdidos en el otro, gritaremos
nuestro miedo con tal violencia que un vómito de sangre
saldrá desde nuestras inexistentes almas, desterraremos en él
a la cobardía, las razones, las virtudes y a las excusas.

Nos besaremos incontenibles, lamiendo nuestros ácidos;
devoraremos hasta el tuétano de nuestros huesos:
caníbales hambrientos de ternura y amor, ternuras de carne,
amor de sangre, sed de dolor y del otro.

Criaturas divinas porque somos humanos inmortales,
respirando instantes de magia donde volaremos hasta tocar
las profundidades de las pupilas. Locura de la existencia:
matar de amor al otro. Condesa sangrienta, sal de tu cárcel,
sal a conquistar este mundo y a caerte de sumisión.

Bañar de carmesí los muros blancos y negros de la novela
que cuenta nuestra bella tragedia, caigamos
desde lo más alto de nuestras torres de marfil para demolerlas
luego y que no queden ni los cimientos. Mecernos el uno al otro
hacia un lugar donde no quede sino infinito e inmortalidad.

Tomemos los cuerpos sin temor del veneno que escondemos;
juguemos esta ruleta rusa de los sentimientos;
destruyámonos para ser dioses, darnos culto todos los días
y todas las noches; odiémonos mucho para amarnos eternamente.

Desangrémonos, bebamos nuestros cáliz para ser hermanos
y deleitarnos con el incesto, transgredámonos sin pudores,
que no haya más límites que el Amor y el único límite
que este pueda nombrar sea la Muerte (amante siempre victoriosa).

Toma mi mano y estrechemos una tierna cercanía
sosteniendo un puñado de filosos vidrios,
hagamos con ellos un espejo y habitémoslo por siempre.

Te amo hasta la muerte o el asesinato.

domingo, 2 de marzo de 2008

Dudar

Quizá nunca aprendí a expresarme al mundo;
todo quedaba adentro, como en una envoltura,
como una hoja extraña perdida en alguna gaveta
donde estaban escritas las necesarias respuestas.
Como una duda insignificante ofrecida al olvido.

Hago un diario de mí mismo en cuatro líneas:
un niño extraño sentado sobre el mutismo,
un joven ausente mirando una pared de nada,
un poeta exhausto componiendo su locura,
sus migajas, sus astillas y sus torres de versos.

Por más que trato sigo perdido en el intento,
continúo detrás del muro sin puertas
seduciendo a la muerte en el café de siempre,
amando erróneamente
escribiendo
como si durmiera en vida y aparentara
que no me importa
pero sí que me importa, sólo que no sé hablar.

Quizá el trabajo del poema es decir lo indecible,
sin nada de esoterismos, ni códigos secretos,
nada tan romántico como profecías, ni dioses eternos,
simplemente no poder decir lo más simple,
ser incapaz de nombrar algo sincero. ¿Miedo?
Sí, sin duda, mas esa no es la respuesta del verso.

Nunca aprendí el arte precioso de expresarme afuera,
todo permaneció en este desierto de ausencias,
en este paraíso inhóspito de la imaginación,
hasta tu llegada, cuando comprendí:
... al silencio...

Lejanía

El único misterio es la lejanía,
degustadora de lo siniestro y del corazón,
erudita en sentimientos de naufragio,
verbo guerrero disfrazados de sustantivo triste,
vocación de suicidas y demás fauna romántica,
sombra de techo, de de acerca o cama solitaria.

El único misterio es la lejanía,
los otros enigmas son sólo suposiciones,
los otros miedos que erizan son de niños,
los demás verbos están en activo o pasivo
pero no están en guerra perpetua contra nosotros;
todas las incertidumbres son simples ignorancias
mas la lejanía tiene algo de inabarcable,
como tonada de imposible, como voz fantasma.

Y tal misterio no es sino una miseria,
envoltorio del amor, la tristeza y lo humano,
un capricho pese a toda su gravedad,
pese a ser pozo, noche fría o delirio,
y si existieran dioses paganos reirían,
reirían sinceramente de nuestro misterio,
de nuestras pueriles hecatombes,
de nuestra razón más incomprendida.

El único misterio es la lejanía,
sensación de estómago vacío y náusea,
vivencia de desierto o exilio existencial,
excusa para la fama, el odio o el heroísmo
y nada más que vacío cuando crecemos.

El único misterio es la lejanía
y ahora que me encuentro lúcido, solo,
escribo como llave para entrar en ese lugar,
sin esperar soluciones, moralejas ni más palabras,
sino por algo quizá mil veces más nimio:
para toparme con tu mirada en mi recuerdo
y sentir, lo que una vez, fue sentir algo cercano…

sábado, 1 de marzo de 2008

Dios, bostezo de la creación,
blasfemia que el miedo invoca,
braza que en la piel se apaga,
soga que la Nada tiende
sobre los cuellos de los niños.

Hombres con llagas feroces en las manos
agradecen tu maldito silencio,
llagas de fe, llagas de horror a ti,
habitas los estigmas de tus santos,
los habitas en el vacío de sus heridas,
mientras limpias tu cuchillo de su sangre.

Dios: resaca que dura toda la vida
en la vida de tantos hombres,
que hiciste a Eva y Adán
a tu imagen y semejanza: ciegos,
como ciega también está tu palabra:
la que protegiste con hogueras
sembradas por todo el mundo,
dejando manchada la tierra de cenizas,
de carne quemada y de sangre:
Dios-lobo devorando a su rebaño,
insaciable en su sed de venganza
y en su hambre de penitencias.

Dios, vicioso jugador de dados,
apostador: tus monedas forjadas
en el dolor de los hombres,
endeudado con la imperdonable Nada;
noble que queda en bancarrota
pero sigue visitando los casinos
del Infierno, Tu Infierno, Millones.

Dios que das limosnas de promesas
a quienes despojaste de todo;
Dios que das la vida, fertilizándola
con tus excrementos, con tus mentiras,
con tus crueldades e injusticias,
tan sólo para recoger la muerte:
la cosecha es una cacería,
porque quieres llenar tu infinito tedio
y necesitas tanto pero tanto
de nuestro podridos cuerpos,
(profanador de tumbas) para crucificarlos
eternamente en tu cielo,
como trofeos a tu vanidad.

Dios que engendras hijos bastardos
a los que dejas solos entre los hombres;
a uno lo mataron por ser el bastardo
que creaste y por reclamar a su padre,
por querer tu abrazo; tu amor: el silencio.

Las mujeres que tomas no son mujeres,
son niñas que haces putas, esclavas
de tus perversiones, Dios sádico.

Dios que riegas tu corrosivo semen
en los ojos de tus seguidores,
cegándolos del mundo y de sí mismos.

Dios pederasta, violas a los pequeños,
sembrándoles pesadillas en la oscuridad
y culpas, que ellos no tienen,
en sus tiernos juegos y sus futuros.

Dios tirano, emperador y Papa,
Dios Maldito entre los Malditos,
Dios Palabra de Muerte,
Dios Juez y Verdugo,
Dios haciendo trampa en el Juicio,
Dios Padre, creador del Incesto,
Dios traidor, borracho de sangre.

Dios que no existes.
Tan cobarde que no puedes existir.

Dios, eres el hombre que está ausente,
eres la risa sádica del Amo,
eres las lágrimas del pobre,
eres un corazón hecho trizas
escribiendo su carta de suicidio,
eres el pene de un violador,
la enferma vulva de una puta,
el niño muerto por una mina,
el hambre en los estómagos.

Dios, a quien el hombre hizo
a su imagen y semejanza: solitario,
eres tan sólo la presencia
de la amargura entre mis versos.