viernes, 15 de febrero de 2008

Pequeñas alegrías

Sí, es verdad, pequeña, morimos muchas veces en una misma vida. ¿Y qué si todo fuera igual a nada, o incluso que fuera menos? ¿Importaría quizás que los problemas fueran reales y las aventuras sueños? O talvez nosotros estamos afuera esperando que alguien abra la puerta de lo Imposible para atravesar los ojos del Tiempo y jubilarnos en plena adolescencia, cuando las palomas hablan el lenguaje universal del vuelo. Quizás podamos batirnos con los espacios que amarran a nuestros sueños y salirnos por el costado de alguna casa de campo, donde dormimos aún que todo es grato e ingenuo. No sé qué irás a pensar de que el mundo tenga pesadez en su espalda y esté ciego, mientras tú agitas tu mirada por cosas que nunca sucedieron, y te esfuerzas no obstante porque podría ocurrirte que un día despiertes junto a mí y eso para mí sea una escritura rápida en medio de una coincidencia que es la vida entera. Si lo bello todavía te saca lágrimas y una sensación de respiro de ondas y bosques, quizás entonces yo no sea tu dueño y mejor podamos lanzarnos un puente, tomar un ala y gozar por los aires, por los mares; quizás la locura sea un nombre que ponemos a Quijotes que son inmortales y pasan por las graderías de una Historia que nunca se agota y nunca se despierta, y quizás también estar sano es como ser una nube en medio de un cielo azul y que, sea el sol o la luna, igual tus penas pasan y son leves y tu cuerpo no se ausenta de sus aventuras y sus sonrisas y qué podemos saber de ti y de mí si no somos juntos y no hemos conocido los augurios ni los rostros de ese que está tan lejano, pero es un sueño y una escritura rápida. Yo no sé, y me pregunto que pensarás, pero eso es querer que me lances una idea para masticarla con insomnios acumulados y en un segundo sentir en mis venas que sale una respuesta, pero no es sino un trinar que quiero darte para que lo enredes en tus cabellos y sientas que eres hermosa y yo verte más risueña. Mejor nos daremos las manos y tú pondrás la otra en mi pecho, y yo en el tuyo y jugaremos a que tomamos nuestros pulsos y que los corazones son poetas, el silencio será el mejor escondite para mantener nuestras dudas serenas, los días podrán pasar, pero nosotros no pasaremos con ellos, les daremos colores y sonidos distintos y gozaremos cada trazo, que no es un reloj, ni un segundo, ni nada que podamos medir con cansados abrazos que se formulan hacia la nada y pasan al limbo y se estrellan contra las incertidumbres, se quieren, pero se rompen, mientras seguimos en las puertas del principio, esperando a la espera, que ojalá traiga un rostro sereno. Pero ya conocemos las historias y los libros, las letras encierran otros secretos. Las plumas entonces se vuelven cristales y vemos nuestras pupilas enredarse con los cabellos y ahí está el pequeño suspiro que te puse y es un recuerdo olvidado, que ansío ponerte en tus sienes, que me gustaría sacar de estas palabras para dártelo en un imposible poema, porque, si no lo sabes, todos los poemas son imposibles como las nubes que no pasan, por eso la vida es una travesía y en nuestra vida morimos muchas veces, en ocasiones, nos encontramos en otros lados y recordamos quizás algo que no ocurrió pero estábamos en algún palco y lo vimos desde una visión o en la tele y jugamos a las adivinanzas con las preguntas y las miradas y una noche te dije y tú me contestaste y un beso se interpuso entre nuestros labios de miel, los congeló, les tocó el pulso y encontramos que la vida otra vez era nuestra, aunque se muera de a poco y se muera de veras y un gato pasa y es lo mismo que fuera realmente un gato o que lloviera. Si le encuentras alguna gracia, menos mal que las lenguas no siempre sacan pistolas desangrando las esperanzas, que también pescan en lagos y ríos los tesoros que alguien olvidó y los recuperamos en esta vida en que nos conocimos, aunque sea apenas otra más y pase y se muera... Aprovecha me dijiste, yo no contesto, porque siento que ya me has leído, y quizás fuera antes el mundo a cualquier idea, pero el mundo estaba y eso es desventaja, por eso es que ahora todo sucede, nada se encuentra, porque anda entre sentidos ajenos y es una colmena que un día miré desde un mirador y era esta ciudad donde te dispersabas mientras iba retrocediendo el tiempo para que yo te conociera y tú a mí. Si pasó eso: a quién le interesa, si no estás qué pena y si me tomas de la mano ¿cuál es el sentido de llorar o quejarse porque las memorias no son fieles o porque los gatos se cambien por una lluvia que puede hacernos sentir nubes? Sólo te digo muchas cosas y la mitad ya las has escuchado pero nunca me acuerdo si lo escribí o te conocía y puedo confundirte con un verso, pero no te preocupes que ese rostro y tu cuerpo de algún pasado tiempo griego se llevan por la borda mis insensateces y los juegos que ya no tienen cuerda, te obsequio todas las palabras que quieras y entre ellas están mis manos creadoras de todo un puñado de líneas juguetonas y les quiero porque son pequeños versos que a diferencia de los poemas no son imposibles, porque son, cada una, como un pequeño respiro, y nunca falta una que sea el adorno que quiero obsequiarte para tu cabello, otra para tu sonrisa pícara y una que diga te quiero. ¿Qué más podría querer una hoja sino que la adornaran de versos para que pueda volar con las nubes y flotar acompañada de sueños? Pregunto de nuevo: ¿Qué más podría yo querer si la escritura es reflejo y pasado y futuro y este mi pequeño presente es un imposible y estoy vivo otra vez y te espero?

No hay comentarios: