domingo, 17 de febrero de 2008

III. Domingo. Un poieta despierta

..........................................................A pesar de todo, el Misterio se presentará
..........................................................vestido con sus trajes de lujo.
..........................................................Vicente Huidobro.
Hay días en que resucitamos como del suicidio y balanceamos preguntas inciertas en la punta de la lengua. En esas épocas la sombra del Misterio toma a los hombres, les bautiza con la alquimia del poema, nacen escribanos de la vida, profetas de su cuerpo. Labios de miel, gargantas con coros de oráculos y opio. Declamación universal de la existencia.
Un niño-sueño despierta, se divierte un rato, crea al mundo, luego imagina otro y fantasea por él sin hacer el más mínimo murmullo. Naces de nuevo, con el aún fresco dolor acumulado en tu sangre, tóxica bebida de eternidad que empalaga las prosas cotidianas del mundo.
Miras con tus ojos tiernos de ojeras púrpuras, un escenario ajeno desde lo imposible que parecía despertar.
La noche como velero que llega a puerto; sales con aventuras en el paladar, conquistas pueblan tus pasos, aunque las bucaneras banderas de la muerte se asomen por el horizonte.
Te lanzas a la tarea de imaginar. Sin brújulas sobre las historias de hoy haces el poema, eco de los sueños, imagen de augurios sobre la impronta del tiempo.
El tiempo: ese eterno instante en ocasiones pesado como plomo entre la carne o ligero como el vuelo de una escritura que rasga el cielo. El tiempo: única materia de lo que somos.
Te encuentras solo, estás en media escena con la pluma en mano, acompañado por la manía y el éxtasis que ella canta y la sensación de escribir tu propia vida: esa voluptuosa ilusión.
No puedes cerrar ese desmesurado sentimiento y las manecillas de los relojes saltan por los minutos con la velocidad de los latidos de tus versos, llenando infinitas líneas de fantasía, encarnadas en tus delicias y horas.
Continuas entrando entre la materia del poema. Caes entre los vértigos internos de tus vísceras, ya no puedes levantarte de entre las sombras, ni seguir a los perros cantores de cacería detrás de las alucinaciones plateadas que son esperanzas desvanecidas en un suspiro.
Dejaste de lado el juicio pues el jurado que habías escogido estaba equivocado.
Le haces cosquillas a la muerte con tus versos y flirteas con las metáforas lunares sobre las que se sueña el mundo.
Huyes del capital, de ti mismo, de toda razón, y con tu divina locura de dramaturgo guías a los ciegos que deambulan por tu mirada, mientras les das de beber a sus infiernos.
Te encuentras solo. Sales a conquistar el mundo o morir de azul, de cualquier manera ya no temes.

El poema es lo único necesario para descender por los escalones de lo imposible, cambiarle los diálogos a la existencia, regresar a esa tierra encantada de míticas sabidurías y juegos, para engalanar la vida con las metáforas más lujosas y los gestos más tiernos.
El poeta se promete a sí mismo en su arte la posibilidad abierta del paraíso cotidiano y sucede en ocasiones, que la vida, enternecida hasta lo indecible, ante tal infantil malabar lleno de pasión y locura, le otorga la sonrisa perfecta, la alegría sin razones y el consentimiento de sus caprichos y amores.
El poeta despierta cuando el hombre y sus toscas lógicas sueñan, hundiéndose en el ocaso de un mundo construido sobre rendiciones y exangües renuncias a paraísos arrebatados.
Así, despierto, me tomas de la mano para acompañarme por este nuevo mundo que hemos forjado.
Despierto nuevamente...

2 comentarios:

Silvia Piranesi dijo...

dicen que el tiempo plúmbeo ni pasa ni pasamos por él, que no existe, que es un invento, ficción de todos los días, que son semanas que son años que es la medida del tiempo.

rolando dijo...

Cualquier tiempo es una "ficción de todos los días". :) Si algo te responde y muchas gracias!!