jueves, 21 de febrero de 2008

Abrir no es un verbo,
es tu efecto en mis ojos.
Tú cualquiera
que me ofreciste el mundo,
que te adelantaste a mis versos,
que supiste descifrar mis juegos,
y si las razones no fueran tantas
podría desprenderme de la nada:
saltar en la literatura de tus días,
ser una línea de tus horas
y besar tus huellas.

Pero no eres nueva
ya bien me conoces,
sabes de mis manías,
has leído mis indecisiones,
deambulado por mis desiertos,
te he mostrado mis cicatrices
y compartiste mis desenfrenos.
Sabes por tanto que no…

No obstante sigues conquistándome,
flirteando con mi falta de todo,
jugando adivinanzas con mi seriedad;
te rodeas, sin que te importe, de mi muerte,
sabes sonreír a mis amargos poemas,
das la bienvenida a mis despedidas,
te acurrucas entre mis astillas.
Sin importarte las locuras
bailas con mis pedazos…
Bien sabes que soy espejo fracturado.

¿Qué palabra podría dedicarte?
¿Qué enigma pudiera describirnos?

Tú ya sabes también el secreto:
sólo es a nosotros mismos que escondemos
y abriéndonos mutuamente los silencios
nos alejamos… amándonos mucho…

2 comentarios:

clara astiasarán dijo...

Bien sabes soy un espejo fracturado.

Casi todos Pingo, nada nos devuelve o nos devuelve un Picasso.

rolando dijo...

Quienes no?