domingo, 13 de julio de 2008

Ojos verdes

¿De qué estoy escapando?
Y la pregunta cae en un desorden
como animal manchado de culpa
y no necesito saber que es de mi mismo
de quien intento huir

Huyo hacia los palacios o mazmorras o azul
de los sedientos bares para fugitivos,
imparto cátedras de silencio
sin que otro silencio me responda,
sólo existen rumores, preguntas, certezas,
esa siempre fácil palabra:
símbolo de estulticia en todos nosotros.

El silencio se hace navegante entonces
entre las botellas de cerveza y escapo más,
intento borrarme en cada trago y gesto, salir,
pero la soledad es derrota incriminante
y el escape choca con el dolor de la ausencia.

En ocasiones así existe la muerte,
amortajada luego por algún soñoliento poema,
en que mintiendo tristemente,
declaro conocerme entre más de mí me alejo,
cuando en verdad es que en mí me he perdido.

Me alimento de angustia y me busco, como hace años,
y como hace años tampoco logro señalarme.

Es solamente ahora en esa mirada ajena,
respondiéndome feroz con su sabio silencio,
en donde logro encontrarme de nuevo
y dejo de existir pues acaba la soledad
y cualquier posible idea o poema.

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