miércoles, 20 de agosto de 2008

A veces no tenemos nada que escribir, pero estamos tan llenos de aire, de fantasmas hechos palabras, parecemos tan prendados de la calvicie y las canas, hundidos por esos pesos metafísicos de las ausencias, por tanto destino desarmado con que cargamos, de ideas a las que no encontramos su exacta forma, su precisa manera de ser sentidas, su expresión más sencilla y hermosa.
Sí, en ocasiones estamos hechos de intentos, sorteamos cruzando los dedos de los azares entre cualquier letra, esperando y esperando que algo llegue, algún camino iluminado por verbos en movimiento, trazado sin mucho adjetivo, y nosotros cruzando con una locura de asombro a cientos de palabras por minuto...
Pero en ocasiones simplemente nos rendimos ante las luchas más cotidianas, ante actos tan simples y caemos de rodillas en posición de derrotados frente a cualquier hoja blanca, porque ya no sabemos qué es ser sinceros, porque nos complicamos con demasiada aritmética en nuestra vida, porque no sabemos ya cómo, sí, no conocemos ya las maneras de còmo dejarnos fluir entre esas letras. Y esa corriente no es sino la propia vida vivida bajo otros signos, es el espejo al otro lado de Alicia... Escribir es, algunas veces, una cuestión de vida o callejón sin salida, es beso u hoja blanca.

3 comentarios:

Silvia Piranesi dijo...

pingo, cómo me gustó esto, mucho. la calle sin salida, callejón. qué inevitable.

Anónimo dijo...

vine porque Silvia algo me dijo. y si te sirve de algo mop, este se siente muy sincero. tuanis.

me gustó esto:

Y esa corriente no es sino la propia vida vivida bajo otros signos.

chau.

Anónimo dijo...

¡Muy bien dicho, Pingo...!

Sé exactamente de lo que habla. Este textito suyo revela algo que también puedo ver.